En la Biblia, durante nuestra época de la iglesia de los gentiles, cuando se le anuncia el evangelio a una persona, vemos que se le hace un llamado al arrepentimiento y fe en Jesucristo. Esta es la voluntad de Dios:
«testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.» Hechos 20:21
Sin embargo, actualmente una costumbre que se ha arraigado en las iglesias es decir a la gente «si haces esta oración después de mí, Dios te va a dar la entrada al cielo». En dicha «oración del pecador» se le guía a la persona a decir que Cristo es Su Señor y a pedirle a Dios que le perdone. ¿Es así como debemos hacerlo? ¿Porqué no vemos al apóstol Pablo animándonos a hacerlo en las cartas que escribió?
Nosotros no debemos dar seguridad de la salvación a nadie ya que no conocemos su corazón, ni si realmente se ha convertido de su mal camino. Así que un mensaje que asegura que al decir una oración la persona ya va al cielo está dando una falsa seguridad.
Igual es cuando se le dice a un niño que si dice una oración y acepta a Jesús en su corazón irá al cielo. Esta es una manera sencilla de producir una falsa conversión para esa persona cuando crezca.
Cuando hablamos de una conversión falsa, es común hablar de Demas, un compañero de viajes de Pablo, que incluso luego de 6 años de acompañarlo se fue al mundo, mostrando su fe falsa.
Demas había hecho obras, ¡era un misionero! Andaba, hablaba, comía, predicaba con Pablo, pero aun así volvió al mundo. Si una persona puede andar de esta manera y ser falso, cuánto menos una oración puede dar seguridad de salvación a una persona.
«porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica» 2 Timoteo 4.10
La evidencia certera la da el Espíritu Santo a la persona cuando El produce los frutos. Estudia acerca de las Conversiones verdaderas y Falsas en el curso gratuito ¿Está seguro? ¡Esté seguro!
La manera bíblica es animar a la persona a examinar sus pecados, darse cuenta de su culpabilidad y de lo justo que es Dios. Luego debe mirar a la cruz como la única manera de ser justo ante Dios para salvarse de la ira venidera. Eso debe traer contrición a su corazón para que se arrepienta genuinamente. Así puede rogar misericordia a Cristo, con humildad. Más que una oración, es un cambio de dirección y confiar sólo en Jesús para su salvación. Lee más en el Manual de Evangelismo.