El evangelio de Cristo consiste en la predicación del mensaje de la cruz, y podría resumir que uno debería explicar a los hombres tres lecciones:
1. La culpabilidad del hombre ante Dios por su pecado, que trae la ira de Dios sobre el hombre en este momento y en la eternidad. Esa ira se manifestará en el Día del Juicio y Dios mismo es el Juez del Universo. El ama la justicia.
2. La gracia que Dios ofrece a todos los hombres ya que Cristo fue el Sustituto en la Cruz. El sufrió el infierno que merecemos satisfaciendo así la ira de Dios. Dios Padre mismo quebrantó a Dios Hijo al poner nuestra maldad sobre El (Isaías 53). El murió y resucitó.
3. Con base en dicho pago, Dios puede dar misericordia y salvar a los que son humildes y se someten a El reconociendo su pecado. El salva a los que se arrepienten y ponen su fe en Jesucristo. No puedes ganarte el perdón, sino que Jesús es el único que se lleva los aplausos por salvar a alguien.
Me gustaría referirme en la lección tres al hecho de que una persona que está comprendiendo el mensaje del evangelio debe sentir un peso por su pecado. Como no sé si tú que lees eres cristiano o no, espero poder explicarme y ayudarte para que te examines de manera que tengas seguridad de tu salvación, pero también, si tienes un amigo o ser querido al que le estás testificando, ten en cuenta este aspecto.
Antes de ser salvo, Dios da una tristeza que proviene de El. En el siguiente pasaje, el apóstol Pablo habla a los corintios (2 Corintios 7:9-10) y les está diciendo que sabe que cuando El les predicó, trajo tristeza a sus vidas, pero se goza porque así llegaron al arrepentimiento.
9 Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. 10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Nota que esta tristeza es según Dios, y Dios mismo la da para que la persona no vaya a la condenación eterna («pérdida»). Ese arrepentimiento es parte de lo que Dios espera de una persona que quiere ser salva.
Entonces, si una persona escucha el evangelio y lo cree, el inicio es amargo, pesado, difícil. Pero me gustaría enfatizar de que esto es necesario. Si no se siente mal y triste por tu pecado, entonces aún no ha entendido quién es Dios, cuán malo es realmente es el camino en que ha andado hasta ahora y lo justo es el castigo que Dios ha dictado.
Por otro lado, si una persona está siendo convencida de su pecado, sentirá un peso, una carga que no la deja tranquila. Su propia conciencia le está acusando (Romanos 2:15) y el Espíritu Santo le está convenciendo de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8). Es la preocupación que un enfermo siente cuando se da cuenta de lo grave de su enfermedad, y esta tristeza y preocupación lo llevará a desear la medicina.
Entonces, esta tristeza que viene de Dios sirve para que la persona quiera salvarse y esto lo lleva a arrepentirse, para que pueda poner su fe en Cristo. Ahí, entonces Dios la salva, la hace nacer de nuevo (2 Corintios 5:17).
Así que cuando le testifiques a alguien, debes ser responsable en no «suavizar» el mensaje por tu temor a ofender a la persona. Si esa persona no se preocupa, teme y se entristece, le estás haciendo un mal ya que estás «diluyendo la medicina», quitando así su efectividad. Si quieres saber cómo testificar, te recomiendo iniciar por el Manual de Evangelismo Bíblico.
Algo importante: Recuerda que cualquier pecador, sin importar su edad, sexo, condición social o económica actual, necesita el mismo mensaje. Dios se lleva toda la gloria porque El diseñó la manera en que podemos salvarnos.
Gracia por esa exhortación para todo siervo de Dios, de usar Su palabra para llevar Su evangelio. En la actualidad, hay muchos lobos vestidos de ovejas que predican un evangelio no bíblico y la consecuencia es que produce falsas conversiones.
2 Timoteo 4:1-8
Predica la palabra
1 Te suplico encarecidamente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos[a] en su manifestación y en su Reino,
2 que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina,
3 pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones,
4 y apartarán de la verdad el oído[b] y se volverán a las fábulas.
5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
6 Yo ya estoy próximo a ser sacrificado.[c] El tiempo de mi partida está cercano.[d]
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera,[e] he guardado la fe.[f]
8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia,[g] la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Y todo cristiano tenemos que examinarnos a la luz de la Palabra de Dios.
2 Corintios 13:5 (Reina-Valera 1995)
5 Examinaos a vosotros mismos, para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos?[a] ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros? ¡A menos que estéis reprobados!
Bendiciones a todos por los que Cristo murió.